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Lo que sabemos (a ciencia cierta) sobre viajar en avión y el linfedema

09.10.2018

  Los viajes aéreos son uno de los principales medios de transporte en todo el mundo Solo en 2016 se informó que hubo 3.800 millones de (eso es casi la mitad de la población mundial) y esto se debe en parte a que los viajes en avión son cada vez más asequibles, hay mayor oferta y demanda de los mismos. Los primeros informes de la década de 1990 que "sugerían" una posible asociación entre los viajes aéreos y el linfedema en pacientes con cáncer de mama, sin embargo, todo se limitaba reportes de baja calidad científica, prácticamente reportes anecdóticos, es decir que solo algunas personas referían el empeoramiento o desencadenamiento de linfedema tras un vuelo aunque hay MUCHOS mas factores posibles además del vuelo que pudiesen haber afectado que no estaban siendo considerados en esos reportes. 

 A pesar de esto, estos informes ya han tenido un efecto psicosocial significativo sobre los sobrevivientes de cáncer de mama a largo plazo. Muchas personas han cambiado sus patrones habituales de transporte aéreo, incluida la restricción de viajes aéreos a vuelos de corta distancia, e incluso algunas personas evitan totalmente el vuelo. ¿Debería de ser así? Creo que no, y trataré de explicar por qué la ciencia nos ayuda a decidir mejor las conductas que pueden tener las personas con linfedema 

¿Por qué la altura y los aviones se identifican con riesgo a padecer o empeorar el linfedema?

  La presión del aire disminuye con el aumento de la altitud. Como regla general, la presión del aire disminuye 1 mmHg (milimetro de mercurio) por cada 1000 pies de altura. Los aviones comerciales modernos son capaces de volar a altitudes que son incompatibles con la vida humana; sin embargo, los pasajeros y la tripulación en general no se ven afectados negativamente debido a los sistemas ambientales de presurización a bordo. Las cabinas de las aeronaves que viajan a altitudes extremas se mantienen presurizadas dentro de los límites mecánicos del fuselaje y contrariamente a la creencia común, las aeronaves comerciales modernas no están presurizadas al equivalente del nivel del mar. Esto da como resultado que exista una presión barométrica reducida y una disminución de la presión parcial del oxígeno en los pulmones. Aunque la altitud de la cabina de 8000 pies no planteará riesgos importantes para la salud, la disminución de la presión de la cabina TEORICAMENTE podría incrementar la retención de líquidos en el tejido conectivo (y con ello un "empeoramiento" del linfedema) y una mayor producción de líquido en los tejidos blandos.

  Debido a esto, tradicionalmente se identifica al transporte aéreo como uno de los principales factores desencadenantes del linfedema. 

Realidades sobre los vuelos y duración         

Aunque una altitud de cabina no plantea riesgos importantes para la salud, el hecho de la la disminución de la presión de la cabina causa que en general a los pacientes con linfedema se les indique el tener comportamientos que los llevan a decidir de evitar los vuelos, o bien, de sobreprotección durante los mismos, especialmente durante vuelos largos.

Aunque solo unos pocos estudios han considerado el efecto del número y la duración de los vuelos sobre el linfedema ningún estudio concluye que el vuelo afecte a personas con linfedema o que sea un factor que lo detone directamente en personas con predisposición a desarrollarlo. Se han realizado estudios experimentales para medir con bioimpedancia el nivel de edema de pacientes con linfedema que habían viajado en vuelos de larga distancia y de corta distancia, sin encontrar diferencias significativas en ellos. Otros investigadores informan hallazgos similares que muestran que los viajes en avión NO son un factor de riesgo importante para el linfedema, independientemente del número o la duración de los vuelos.

Viaje aéreo y linfedema de la extremidad superior después de la cirugía axilar

De manera específica la mejor evidencia en la literatura científica proviene de una revisión sistemática de 2018 de 12 estudios, que encontró que solo el 14.5% de los pacientes sometidos a cirugía de cáncer posterior al cáncer desarrollaron linfedema después del viaje aéreo. Pero no se encontró una correlación estadísticamente significativa entre los viajes aéreos y el linfedema.

Prevención del linfedema durante el viaje aéreo

El uso de prendas de compresión indicadas por un profesional calificado es una medida común para prevenir el linfedema en pacientes con cáncer de mama después de una cirugía axilar. Proporciona presión externa sobre la extremidad para soportar adecuadamente la tendencia a acumular líquidos y disminuir el riesgo de edematización. La prevención durante viaje aéreo corresponde a básicamente los mismos hábitos de cuidados que tendríamos en tierra y durante nuestras actividades diarias, que corresponden a actitudes como descanso, ejercicio, compresión especificados a las necesidades clínicas y personales de cada paciente así como la elevación temporal de la extremidad para favorecer el retorno venoso y transporte linfático.

Teóricamente, el uso de prendas de compresión podría prevenir el desarrollo del linfedema y se recomienda para aquellos con linfedema durante el viaje aéreo del mismo modo en que se recomiendan los vendajes de compresión multicapa que aumentarán la presión del tejido intersticial y mejorarán la bomba muscular en la extremidad con linfedema.

En primer lugar, la reabsorción del fluido a nivel capilar se mejora como resultado de la compresión. En segundo lugar, la prenda o los vendajes pueden promover la circulación linfática y venosa a través de la bomba muscular. A pesar de esto, el uso de prendas de compresión durante el viaje en avión no está estudiado a fondo ni tan específica en la literatura científica. 

Y entonces concluimos que...

1.- Aunque este tema no haya sido bien estudiado a profundidad exhaustiva con rigor científico, de todos los estudios disponibles al parecer solo una proporción muy pequeña de pacientes con linfedema se vieron afectados negativamente por el transporte aéreo.

2.- Además, el viaje aéreo no se asoció con un empeoramiento del linfedema, independientemente del número o la duración de los vuelos.

3.- La introducción de aeronaves de última generación pueden mantener una presión de cabina aún mayor que los modelos anteriores, el transporte aéreo no debería ser una preocupación para los pacientes sometidos a cirugía axilar y/o irradiación, independientemente de que exista o no presencia de linfedema.

4.- Las personas con linfedema o con riesgo de linfedema deben vivir una vida normal respecto a sus hábitos de viaje y simplemente adoptar medidas de autocuidado y actitudes preventivas que les haya indicado su especialista en terapia linfática.

5.- A pesar de todo esto, deberíamos consultar a nuestro especialista para que nos oriente los cuidados preventivos apropiados previos los viajes que realicemos para identificar riesgos y solventarlos, así como mantener en buen estado nuestro cuerpo.

Fuentes:

- Michael Co et. al. Air Travel Safety in Postoperative Breast Cancer Patients: A Systematic Review-  Clinical Breast Cancer Journal. Edit. Elsevier 2018.

- Judy Ng et. al. Air Travel and Postoperative Lymphedema- A Systematic Review. Clinical Breast Cancer Journal. Edit. Elsevier 2017.

-K Green Arin. Myths Associated with lymphedema. Lymphedema: Presentation, diagnosis and treatment. pps 45-47. Edit Springer 2015. 



¡SALUDOS!

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Lft. Luis L Montoya

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